Sé la mamá que tus hijos necesitan

¿Sabías qué aprendemos a ser mamás desde nuestro papel de hijas? Aunque no lo creas, desde que nacemos comienza un proceso de aprendizaje inconsciente de diferentes competencias con las cuales, posteriormente desarrollaremos las capacidades y habilidades que nos permiten acompañar a nuestras hijas e hijos en su crecimiento.
Si recibimos buenos tratos es probable que las tengamos más desarrolladas y seamos más capaces de prestar cuidado, afecto y estimulación a niñas y niños, de tal manera que se desarrollen adecuadamente.
Las competencias marentales comprenden capacidades y habilidades. Las capacidades marentales son: el apego y la empatía. Las habilidades en cambio son los recursos emocionales, cognitivos y conductuales para criar a un hijo(a), por ejemplo: validar sus emociones, conocer las características de la edad que tiene, saber guardar la calma en situaciones de estrés, etc.
Todas ellas nos ayudarán a ser la mamá que ellos necesitan. El apego porque es el vínculo que permite a niñas y niños el desarrollo de un cerebro sano y por lo tanto de una personalidad adulta madura. La empatía porque es la capacidad de estar en sintonía con ellos, lo que les ayudará a reconocer y expresar sus emociones.
Las habilidades en su conjunto permiten que percibamos y comprendamos lo que requieren para poder dárselos. Son las que nos llevan a solicitar ayuda o consejo cuando no sabemos de qué manera acompañarlos. Nos sirven para adaptarnos de una manera flexible a las distintas etapas de su desarrollo, desde que son bebés hasta la adolescencia para detectar y satisfacer en cada una de ellas sus necesidades fisiológicas, afectivas, cognitivas, sociales y éticas.
Desarrollar tus competencias marentales es posible a través de un trabajo personal, reconociendo las que ya tienes y las que puedes adquirir o desarrollar, para ello puedes hacerte esta pregunta: ¿Qué le gusta a mi hijo(a) de mí?
Probablemente descubras áreas de oportunidad, comienza a trabajar solo en una de ellas, con un objetivo y acción concreta a realizar, por ejemplo: si ves que puedes fortalecer más el apego con tu hijo(a), establece cada día una acción concreta con la que le harás sentirse querido(a).
Así puedes ir revisando tus capacidades y habilidades una por una, para poco a poco ser la mamá que tus hijos necesitan.
María Piedad Martínez Ocádiz.
Referencia bibliográfica:
- Barudy, J. (2014). La inteligencia maternal. Manual para apoyar la crianza. Gedisa.