Niñas, niños y adolescentes, más protegidos
Ante la conmemoración del Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual Infantil y el Día Nacional contra el Abuso Sexual Infantil en México el próximo 19 de noviembre, debemos recordar que de acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño, todas las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser protegidos contra cualquier forma de violencia, ya sea física, mental o sexual. Pero no basta con conocer sus derechos, hay que garantizárselos.
Una forma de hacerlo es a través de los buenos tratos. Aunque parezca evidente, el bienestar infantil y el desarrollo cerebral dependen de los cuidados y buenos tratos que se brindan a niñas y niños. Incluso, está demostrado que el maltrato físico y la negligencia pueden producir diferentes formas de atrofia y daño cerebral.
En el campo de las neurociencias se ha explorado la naturaleza del buen trato y se ha descubierto que cuando recibimos o damos cuidados, hay un aumento en la sangre de ciertas hormonas, es decir, de ciertas sustancias que intervienen en nuestras conductas sociales, las cuales son transportadas por nuestro sistema circulatorio para excitar, inhibir o regular la actividad de otros órganos o sistemas, en este caso del sistema endocrino, encargado de generar cortisol, una sustancia que nos da la fuerza y energía para actuar, y el sistema nervioso central, que nos permite protegernos con conductas de lucha o huida.
Al recibir buen trato, generamos oxitocina, vasopresina y endorfinas, llamadas por algunos especialistas, “hormonas del buen trato”, pues determinan muchos aspectos en la manera de relacionarnos, como la capacidad de proteger y dar cuidados a otros y a nosotros mismos, de formar grupos de ayuda mutua (familia y comunidades), de crear vínculos con otras personas y disfrutar de ellos.
El resultado de los buenos tratos que brindemos a nuestras niñas y niños o adolescentes, les ayudará a tener un desarrollo sano del cerebro y una sana autoestima, y les proporcionará habilidades de autocuidado, como la capacidad de identificar con mayor facilidad situaciones de riesgo para alejarse de ellas, y de crear vínculos afectivos y de confianza con adultos protectores. Todas ellas condiciones necesarias para protegerse del abuso sexual.
Con base en esto, te recomendamos:
1. Reconocer y trabajar tu historia de buenos tratos o malos tratos para sanar tus heridas de la infancia; si es necesario, con la ayuda de algún terapeuta o especialista. Lo que te permitirá desarrollar las competencias necesarias para dar buen trato.
2. Realizar con las niñas, niños o adolescentes actividades que les ayuden a generar las hormonas del buen trato como:
- Muestras de cariño con contacto físico: Abrazar por más de 5 segundos sin hablar poniendo atención en los latidos del corazón suyos y del otro/a. Acariciar tiernamente con las manos y con la voz, contarles un cuento haciendo contacto físico como un abrazo, etc.
- Tener una mascota en casa a quien tenga que cuidar y proteger constantemente. Un perro de tamaño mediano a grande es lo ideal, pues le ayudará también a sentirse protegida/o.
- Cantar y bailar música alegre, tomando sus manos, con un abrazo, haciendo contacto visual, etc.
- Utilizar aromaterapia con aromas de lavanda, limón, menta, cedro, o aquellas que dan paz y tranquilidad, claridad mental, alegría, sensación de seguridad.
- Fomentar la empatía y la ayuda a los demás, si es posible, perteneciendo a un grupo altruista.
Por Marcela Cuevas V.
Fuentes consultadas:
Barudy, J. & Dantagnan, M. (2013). Los buenos tratos a la infancia. Parentalidad, apego y resiliencia. Gedisa.
Siegel, D., & Payne, T. (2012). El cerebro del niño. Alba.