Consejos para crear la mejor vacuna contra el bullying

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Cuántas veces hemos escuchado hablar acerca del bullying o acoso escolar, pero ¿sabían que este tipo de violencia va más allá de la simple repetición o imitación de conductas, y que está relacionada con el desarrollo del cerebro humano?


Cuando una niña o un niño durante sus primeros tres años de vida ha estado expuesto a maltrato físico, psicológico, emocional o a la negligencia, su desarrollo cerebral se ve afectado, dejando en él o ella dificultades para adaptarse a los ambientes en los que se desenvuelve, como el escolar.


De los cero a los tres años es necesario tener un apego o vínculo con un adulto que tenga una presencia constante y amorosa que proporcione a niños y niñas seguridad, confianza, empatía, ternura, elementos que les ayudarán a crear más y mejores conexiones neuronales y, a futuro, sentir seguridad y confianza en sus relaciones personales, ser empáticos y resilientes.


La empatía es la capacidad de entender al otro, de conectar con su estado emocional, de sentir lo que siente para ayudarle si es necesario; mientras que la resiliencia, es la capacidad de convertir las dificultades en aprendizajes y oportunidades de crecimiento. Ambas podemos y debemos desarrollarlas.


El principal problema con el bullying es que tendemos a juzgar a las niñas, niños o adolescentes cuyas conductas son violentas sin darnos cuenta de la responsabilidad que tenemos como adultos frente a esta situación y de que nuestros propios hijos o hijas están inmersos en él. Quizá no son quienes lo ejercen, pero pueden ser quienes lo sufren o son testigos de ello, lo que conlleva también repercusiones importantes.

Sufrir bullying, ejércelo o presenciarlo vuelve a quienes participan en el en un cúmulo de emociones de malestar que les impide sentirse seguros y confiados en sus relaciones con los demás. Por esto, es muy importante fomentar los buenos tratos desde casa, ayudar a desarrollar la empatía y la resiliencia y, así, prevenir o remediar el bullying. Aquí algunos consejos:

  • 1. Muéstrale que también sientes emociones de malestar como la tristeza, el enojo, el miedo, la vergüenza o la culpa. Está bien que te vea llorar cuando estás triste y cómo después regresas a tu equilibrio.
  • 2. Enséñale que las emociones no son buenas ni malas, simplemente nos ayudan a saber qué necesitamos.
  • 3. Enséñale a valorar las diferencias. Cuando comenté algo que no le guste de alguna persona, ayúdale a ver lo positivo de esas características.
  • 4. Enséñale a respetar a los demás. Hazlo consciente del valor de cada persona y de cómo el respeto es el medio que tenemos para reconocer ese valor.
  • 5. Enséñale a sentir lo que otros sienten. Cuando vea a algún amigo o compañero que sufre, dirige su atención a lo que siente, ayúdale a que contacte con su tristeza, enojo o miedo.
  • 6. Enséñale a ayudar a otros cuando lo necesitan. Busca personas que necesiten ayuda y organiza con él cómo favorecerlas. Primero, que lo observe de ti, y después que lo haga con su grupo de amigos, por ejemplo, organizando una campaña de ayuda.

La mejor vacuna que le puedes dar a niñas, niños o adolescentes contra el bullying es la empatía y la resiliencia. Ya seas madre, padre, cuidador o docente, recuerda que eres parte de la prevención y del remedio del acoso escolar. ¡Juntos hacemos más!

 

Marcela Cuevas V.

 

Libros recomendados:

- La inteligencia maternal. Manual para apoyar la crianza bien tratante y promover la resiliencia de madres y padres. Del Dr. Jorge Barudy y Psic. Maryorie Dantagnan, entre otros. Editorial Gedisa.

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